miércoles, 3 de junio de 2009

Placeres Violentos

Los placeres violentos terminan en al violencia
y tienen su triunfo en la propia muerta
así como el fuego y la pólvora
en un beso voraz

Terminé de hacer los quehaceres del hogar, y por ende me dirijí directamente al pleno paraíso en mi vida, la terraza que daba vista al mar. Es una vista preciosa, especial como para dibujarla, pero lamentablemente no heredé los dones artísticos de mi madre, sino que los dones matemáticos de aquel ser que se atrevió a traerme al mundo y abandonarnos a los minutos de saber que sería padre. Para mi mamá fue muy difícil mostrarme un mundo donde todos parecían ser la típica familia feliz con el padre y la madre juntos, de la mano. Pero lo logró hacer, y de ese momento ví que la vida no era tan simple como todos la pintaban, para lograr un propósito se tiene que luchar a regañadientes si es necesario, o sino te quedas estancada en una vida recíproca y sin sentido.

Por suerte, ya tenía mis 20 años, por lo que vivía sola, junto con mi hermana. Ella era mayor que yo por 6 años, así que, a mi parecer, le debe haber costado el doble aceptar que su figura paterna desapareció para no volver jamás. Hasta ahora.

Hace dos días atrás recibí una llamada de una mujer desesperada buscando ayuda en sus hijas. Mi padre tuvo el descaro de buscar a mi madre para que volviesen a estar juntos; el pensaba que mi madre lo habría perdonado a estas alturas de su vida, y todo se habia solucionado. Pero eso no era así, hasta yo lo odiaba con todo mi ser por lo que le hizo a mi familia, y sobretodo a Alex y a mí, porque gracias a él tenemos esta vida. Odio ser diferente al resto, no poder ser normal, tener que, a veces, guiarme por fuentes no confiables. Si conociese sólo a una persona que sintiera lo mismo, y no formara parte de mi familia,que estuviese pasando por los mismos problemas...

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